Ray Loriga: "Los escritores somos competitivos y bastante mezquinos"


Después de unos años en los que se le ha podido ver más centrado en su carrera cinematográfica, ya fuera como director o como guionista, el madrileño Ray Loriga regresa a la escena literaria con su primera novela en cuatro años. Ya sólo habla de amor (Alfaguara '08) es su título y, aún manteniendo muchos de los rasgos de la obra de su autor, supone un nuevo paso adelante del autor de Héroes o Tokio ya no nos quiere, que abandona los entornos urbanos y sus personajes para centrarse en la batalla interna que vive un hombre acomodado, que acaba de perder el amor.

Tras unos años en los que ha estado muy ocupado en otras facetas, regresa a la literatura con Ya sólo habla de amor, una obra muy íntima. ¿Cómo surge esta novela?
Concretamente surge a partir de una conversación previa sobre literatura, sobre una conferencia que debería haber realizado en Suiza acerca de la derrota como tema central de la literatura centroeuropea del siglo XX y sobre la figura de Robert Walser. A raíz de aquella conferencia empecé darle vueltas a la idea de derrota, a pensar en qué paisaje era ése. Y para la novela elegí la derrota amorosa, para hacer una reflexión sobre el territorio que rodea a lo que habitualmente definimos con una sola palabra, que es la derrota, aunque es un paisaje tan rico y tan complejo como cualquier otro.

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Y aquella conferencia, idéntica a la que su personaje se plantea no realizar, ¿llegó usted a darla?
Pues no. Me llamó Enrique Vila-Matas, que era el primer encargado de darla, para que le sustituyera, y aunque a los organizadores les encantó la idea, tampoco pude acudir finalmente. A partir de esta peripecia es cómo surgió el personaje de Sebastián.

El tono de la novela es de nuevo melancólico, y su protagonista, como dice, un derrotado, aunque eso es habitual en su obra, plagada de perdedores que afrontan su situación con entereza.
Con heroísmo diría yo (sonríe).

¿Pero cómo es que siempre son así los personajes de sus obras?
No lo sé. Aunque es cierto que mis novelas son muy diferentes entre sí, es cierto que suelen protagonizarlas figuras aisladas enfrentadas a un paisaje móvil. Suelen ser gentes con intereses divergentes a los intereses generales y que construyen su propio mundo; personajes que desde fuera pueden ser vistos como derrotados, pero que en su mundo continúan peleando de una manera épica.

¿Y hay en su mente algún personaje que no entre dentro de este patrón que pelee por salir, o es que no le parecen tan interesantes como estos?
Supongo que son los que más me nacen, que quizá sea lo que menos cambie en mi obra, pese a que cada novela ha cambiado de escenario o las ha habido protagonizadas por varios personajes. Seguramente tengan eso en común. Uno es el escritor que es y al final hay temas a los que siempre vuelve.

Como comenta, los escenarios siempre han cambiado en sus novelas, pero esta vez es la primera que el escenario no es urbano. Imagino que la elección no fue casual.
Sí, la elección de la embajada fue para darle un toque demodé a esta historia de amor a la antigua. La idea de la embajada, los espejos, el baile en el que él no participa, era el escenario propicio para ella.

Ese cambio es, de todos modos, más anecdótico que el narrativo, en el que llama la atención el empleo de la tercera persona para narrar los pensamientos del personaje, hasta el punto de que en ocasiones parece constituir otro.
Sí, es una falsa tercera persona, que está tan cerca de la voz del protagonista que a veces se confunde. Realmente son difíciles de separar. La idea de emplearla me surgió de una manera muy rápida y natural. Necesitaba un paso atrás para observar a este tipo y poderme reír de él o tenerle compasión; el mirarlo desde fuera me permitía poderle pegar mejor luego.

No obstante, con las similitudes que planteaba al principio entre su vida y el personaje, podría ser tomada también como un modo de distanciarse de lo que cuenta.
Sí, hay detalles como la conferencia, que el personaje sea un escritor, que guardan similitud conmigo; pero sin embargo hay muchas cosas de la dinámica de Sebastián que le son propios. Es más, salvo estos detalles, nada de lo demás ha sucedido nunca. Lo que es innegable es que las reflexiones y muchas de las emociones que habita este personaje sí las he conocido. Es un personaje muy cercano a mí, pero tanto como los del resto de mis novelas y aquellos con quienes se encuentran. El yo, como todo escritor sabe, no es más que un artefacto literario.

El libro, pese a no ser muy extenso, me ha parecido especialmente denso en su primera mitad, recargado de reflexiones alrededor de una misma situación.
Sí, como escritor creo que he ido evolucionando hacia otro lugar, no sé si mejor o peor. Antes quizás funcionaba más por flashes, por imágenes rápidas, buscando impactos breves; y ahora trato más desarrollar un tema. Es más circular, la prosa es más enredada y las frases se relacionan unas con otras hasta el punto de que se juntan seis o siete páginas hasta que la idea se posa. Quizás por eso tampoco le di una longitud más exagerada, precisamente porque era muy denso en cuanto a contenido.

¿Le ha influido eso a la hora de escribirlo?
Puede que sí haya escrito más despacio que en otras ocasiones, ya que me ha tocado muchas veces volver a repasar los matices de cada pensamiento, de cada idea, hasta que todo encajaba de un modo matemático dando el resultado que yo esperaba.

Finalmente, el resultado ha visto la luz esta semana. ¿Siente algo especial cuando llega el momento del estreno?
La verdad es que no. Con los años eso se pasa. Eso sí, la que no desaparece es la sensación de pánico a la hora de cerrar el libro, cuando va a imprenta y ya no se puede corregir más. Ahí sí que tengo una sensación de vértigo muy íntima. Cuando llega a la calle ya no sufro.

¿No piensa en cómo lo recibirán sus lectores?
No, no me hago muchas ideas preconcebidas sobre reacciones del público, ya sean mis lectores más habituales o los que me descubran con mi última obra.

Decía que en el personaje de Sebastián sólo había algún detalle suyo. Me pregunto si podría haberlo en ese punto de humor, de los pocos que ha repartido esta vez por la obra…
Sí, esta vez están muy elegidos.

…en el que dice que el protagonista lee las críticas de sus colegas escritores…
Esperando que sean malas (risas). Sí, hay algo de eso. Me río un poco del personaje de escritor porque, bueno, aunque tengo algunos amigos escritores y les deseo buenas críticas, todos los escritores tenemos ese punto mezquino de alegrarnos a medias del éxito de los demás. Somos bastante competitivos y bastante mezquinos. Y por eso me río de ello, para sacármelo fuera.

Estará entonces al corriente de lo que sucede en la escena nacional.
Tengo tres o cuatro amigos escritores con los que suelo cenar y a veces coincidimos con más, sobre todo en foros literarios, por lo que al final nos conocemos casi todos. Sí, estoy un poco al tanto de lo que va saliendo.

Entonces habrá leído que desde hace meses se habla de una nueva hornada de escritores jóvenes, al igual que se habló de una cuando irrumpieron usted, Mañas, etc. ¿Le libra esto de ser tratado ya como un escritor generacional?
Yo me siento muy bien tratado tanto por las editoriales como por la crítica en general, aunque siempre haya algún libro que guste más o menos; pero tanto aquí como en el extranjero me siento en una posición envidiable que no hubiera soñado cuando empecé. En cuanto a los nuevos, sí, es un alivio que salga gente nueva. El otro día precisamente leí un artículo sobre esta generación y lo único que me chocó es que tenían todos mi edad más o menos (risas). Pero sí, he leído algunas de sus obras y una parte me ha gustado mucho.

Siente entonces por su parte que está superado aquél encasillamiento.
Sí, creo que afortunadamente he conseguido vallar mi pequeño jardín, sea el que sea, y que no hay que buscar ya referencias en cosas superfluas.

Una señal del respecto que se tiene a su obra es que se reedite ahora al completo. ¿Cree que sorprenderá a sus nuevos lectores descubrir sus primeras obras o ya estaba entonces el autor que es ahora?
Yo creo que sí. Es una buena sensación que se siga cuidando y respetando por parte de una editorial tu anterior catálogo, porque si es difícil publicar, más lo es que tus libros sigan vivos, vigentes.

¿Y le da algo de pudor?
Sí, hay cierta dosis de pudor, pero hago el ejercicio mental de no juzgar al escritor que era antes porque no soy quién para hacerlo. Si a los lectores les gustaron equis libros lo respeto, al igual que la opinión de la crítica, sea favorable o no. No le doy demasiadas vueltas.

Hablábamos al principio de que el libro llega tras el rodaje de su segunda película, ‘Teresa, Cuerpo de Cristo’, que fue un proyecto muy importante para usted.
Sí, fue un proyecto muy personal, aunque desde fuera pueda parecer que me quede lejano, por el tipo de película, el empaque histórico y demás; pero sí, para mi fue muy personal.

Y desde la distancia, ¿cómo ve el resultado? ¿Quedó satisfecho con su repercusión?
Bueno, el cine es un negocio y hay ciertas cosas que se escapan de tu control, pero la película tuvo una acogida buena tanto de crítica como de público. No obstante, esto del cine son habas contadas. Hay un número de copias, una inversión en promoción, y el éxito se mide en relación con todo eso. Y yo creo que ahí la película funcionó como debía funcionar.

¿Tiene en mente entonces volver a trabajar en nuevos films?
Sí, estoy ahora mismo con un guión ya comprometido con un productor, pero no sé si para dirigirlo yo, aunque posiblemente sí. Ahora está en fase de desarrollo.

Escribir guiones le supondrá un descanso, porque es muy diferente a lo que suele hacer en sus obras.
Tener la suerte de pasar de un estilo a otro sin duda es una suerte, porque es un descanso de ambos oficios. Siempre vuelvo con muchas ganas a la novela después de una película, y después de una o dos novelas sí me gusta sacar de nuevo a la pandilla a la calle para levantarte con el alba a rodar. Hay una parte de aventura física en el cine que como escritor echo de menos.

Será entonces en el cine donde veremos su próximo trabajo.
Estoy con una novela y un guión tratando de pasar a la vez por la puerta. Veremos quién empuja a quién.

1 comentarios:

    On 14 de octubre de 2008, 16:47 Anónimo dijo...

    ¡qué bien traida la entrevista!. diga lo que diga, la verdad es que esta vez que escribe en 3ª persona parece su libro más personal, no?. totalmente de acuerdo con lo de que es denso, lo compré el fin de semana pasado pensando devorarlo en 2 días y lo he tenido que dejar para días mejores..

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